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Momentos de quietud.


En los momentos de quietud es cuando uno reconoce la propia perfección espiritual y la de los demás. La perfección es algo que no tiene que ver con el pasado ni con el futuro, sino con el ahora. En este mismo momento eres perfecto, a pesar de lo que puedas estar pensando o sintiendo, a pesar de la manera como percibas todos tus problemas o asuntos inconclusos. Eres aceptable así tal como eres, no importa cuántos errores pienses que hayas cometido. No existe ningún pensamiento, sentimiento o acción que te haya privado de alcanzar tu perfección en este momento y en este lugar.

Todo sufrimiento resulta al negarnos a aceptar y bendecir nuestra vida tal como es, de la terrible necesidad que tenemos de estar siempre intentando de repararnos a nosotros mismos o a los demás. El día que dejemos de estar buscando errores qué reparar, ese día podremos vivir la vida con mayor intensidad. Cuando uno vive con intensidad, te llenas de energía, propósito e integridad. No hay carencias ni insuficiencias, nada está roto. Todo es perfecto tal y como es.

En los momentos de quietud, podemos ver a los demás como seres perfectos tal y como son. A pesar de cómo se hayan comportado con nosotros en el pasado. Son perfectos a pesar de todos sus aparentes problemas. Tienen derecho a vivir sus propias experiencias, les guste o no, nos guste o no.
Cada persona es un ser en plenitud, aunque no esté conciente de ello. Si puedes ver a una persona con los ojos del espíritu, podrás traspasar su aparente debilidad y ver su perfección interna. Cuando juzgas a los demás, es bueno tomar conciencia de esos juicios. No trates de justificarlos. No te culpes por tenerlos, simplemente date cuenta de que no podrás ver a esa persona tal y como es, si sigues en esa modalidad de juez. Cuando uno juzga a alguien, generalmente ese juicio manifiesta aquella parte de ti que aún no aceptas.

En los momentos de quietud, se puede reconocer que el mundo exterior es aceptable tal y como es. No necesita ser cambiado o reparado. No necesita cumplir tus expectativas. El sufrimiento surge cuando queremos que las cosas sean diferentes. Las cosas nunca podrán ser diferentes de cómo realmente son, lo que puede ser diferente es el significado que le damos a lo que sucede. Lo que no te gusta del mundo refleja aquello que no has aprendido a aceptar en ti mismo. En la medida en que te aceptes y te ames, irán desapareciendo las situaciones que te molestan. Cuando puedes ver la perfección en todo, puedes ver que todos los resultados son positivos.

El mundo nunca podrá ser bueno a menos que puedas ver la bondad en él. Lo que experimentas depende de cómo percibes las cosas. Cuando sólo las ves a través de juicios, la vida se tuerce y se vacía. Cuando puedes ver con la mente y el corazón abiertos, la vida se llena de sentido y compasión. Todo aquello que ves sin amor y aceptación, termina por alejarse. Haces esto porque tienes miedo. La separación aparenta acabar con el miedo, pero sólo es temporal, porque a la larga sólo lo incrementa.

Eres responsable de tus pensamientos, de tus sentimientos y de tu experiencia. No eres responsable de los pensamientos, sentimientos y experiencias de los demás. Eres responsable de tu propia felicidad o tristeza, de tu sensación de plenitud o vacío. Tu gozo y tu coraje son tu responsabilidad. No puedes responsabilizar a otros por la manera en que piensas o sientes en este momento. El sólo intento de hacerlo, retrasa tu proceso de despertar.

Estas aquí para amar y aceptarte a ti mismo, para aprender de tu propia experiencia. No estás aquí para cuidar a otros ni para que otros cuiden de ti. Estás aquí para ser una persona auténtica. No estás aquí para complacer a los demás ni para ganarte su aceptación. Aún cuando corras el riesgo de perder la aprobación de alguien, tu responsabilidad es decirle a esa persona la verdad de tu experiencia. Estás aquí para tomar tus propias decisiones y para aprender de tus propios errores. No estás aquí para tomar decisiones por otros ni para permitir que tomen decisiones por ti. Estás aquí para aprender a amar y cuidar de ti mismo, nutrirte, estar en contacto con tus propios sentimientos y expresarte de una manera creativa. Estás aquí para honrarte en todos los sentidos, aprender a ver lo que es bueno para ti y hacerlo, así como también detectar aquello que no te hace sentir bien y negarte a hacerlo o no permitir que te lo hagan. Eres responsable de todo lo que te pasa ahora.

Eres responsable de todo lo que pides y de todo lo que accedes a hacer. No eres víctima de las acciones de nadie. Las víctimas siempre tienen necesidad de complacer a los demás para ganar su aprobación. Siempre dicen sí, cuando quieren decir no. Entonces comienzan a guardar resentimientos hacia esas personas. En realidad, sólo se están traicionando a sí mismos al no negarse a realizar cosas que no quieren hacer. Tu responsabilidad es decir sí cuando quieras decir sí y no cuando quieras decir no. Si cambias de modo de pensar, deberás decirlo de inmediato.

Cometer un error no es problema siempre y cuando te responsabilices por ello y tomes acción correctiva. No trates de responsabilizar a los demás por las decisiones que tú mismo has tomado. Esto es cobardía emocional. Toma responsabilidad por tus decisiones y por los errores que inevitablemente cometerás. Aprende de ellos para que no tengas que volver a repetirlos. Todo lo que sucede es perfecto, eso incluye todos tus errores. Ser perfecto no quiere decir que no puedas cometer errores. Está bien errar, porque a través de los errores es como verdaderamente aprendemos. Todo lo que sucede está bien. Todo es importante. Todo es perdonable.




Paul Ferrini.
Imágen:Cheryl White.






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