
Cuando nos comunicamos con alguien debemos establecer contacto con la edad que ese alguien tiene en el momento de la conversación, pero también debemos comunicarnos con su bebé. Porque cada uno de nosotros lleva, hasta la muerte, al niño pequeño que ha sido. De este modo, tenemos que comunicarnos aceptando todas las edades que posee la persona con quién conversamos. Un ser humano no se reduce a lo que emana de él en el momento en que está comunicándose con nosotros. Nos dirigimos a este momento pero aún más a su bebé, a su anciano y a todos las edades que existen entre estos polos.
Qué maravilla ver un proceso, ver al otro y al mismo tiempo contemplar a su bebé, a su anciano, su nacimiento, su muerte y su renacimiento. Cuando uno llega a esto, comprende lo que significa comunicarse con una persona: verla completamente, ver su vida anterior, su vida fetal, su nacimiento y ver también su muerte, su renacimiento.... .
Alejandro Jodorowsky.
"Los Evangelios para sanar" (2).
Tienes razón no solo tenemos un bebé, sino que el niño que siempre se asoma. no somos las personas de 60. sino tadas las vivencias que esa persona tuvo a lo largo de su vida. Muy buena forma para tener en cuenta a la hora de comunicarnos. te mando un beso.
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