“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone
Una buena frase ..
ResponderEliminarUn abrazo Pao .. te deseo buena semana . Nos vemos
Qué hermosa frase! Me encanta la escritura de Antonio Porchia, lo descubrí hace pocos años, igual que a Roberto Juarroz! Sus poesías son realmente de otro mundo!
ResponderEliminarUn abrazo,
Cecilia
Está bueno levantar la mirada y descubrir como Dios pobló el cielo de estrellas...y está bueno mirarse en los ojos del otro y descubrir el universo que habita en cada uno de nosotros...:))
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