“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone...
almalarie...
ResponderEliminarSobre todo, querida amiga. Si todos nos amasemos, no necesitariamos ni jueces ni leyes...
Un beso
El amor!!!!!!!!!!!!!!! Para mi energía suprema, dador en abundancia de bendiciones espirituales y terrenales! El amor se deja leer en tu blog, el amor se respira en el aire!
ResponderEliminarUn Besito Marino
Pd: Me da mucho trabajo hacer comentarios, porque no me muestra el espacio y me dice que no esta habilitado!
Gracias Tita por el aviso, lo tendré en cuenta ,besos !!!
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