Ir al contenido principal

Karma.


Cuántas veces escuchamos: "Todo vuelve multiplicado". Obviamente, lo bueno y lo malo.

Eso es karma. Acción-reacción. Causa-efecto. Jesús diciéndolo para todos los tiempos: "El que siembra cosecha".

Sai Baba, en la India, me recibió un día con una frase, que quiebra la roca.-
"Fuera de tí, no hay refugio", es decir no podemos escapar de nosotros mismos.

Ya los amos de la tierra, decían :"El que las hace, las paga".

Si con eso no entendemos el karma, es porque queremos seguir confiando en que nuestra picardía, logre evitar que el otro se entere de nuestras acciones, cosa que es muy factible de lograr, el engaño al mundo exterior; en cambio, quién ya las sabe, incluso antes de que sean realizadas, es nuestro propio Ser, el maestro interno, o como dicen los tibetanos, el abogado defensor, el fiscal, el juez, el verdugo, todos en la misma energía interna, que maneja el karma como una forma perfecta de aprendizaje, de saldo de errores, y de evolución espiritual rapidísima, instantánea.

Nadie escapa de sus propios pensamientos, emociones y acciones.

Ahora empiezan las sutilezas. ¿El karma es negativo? ¿Todo karma es terrible? De ahí la frase, "¡Que Karma!" que ya es parte del inconciente colectivo, y mención automática frente a todo tipo de situaciones penosas que transita alguien o nosotros mismos.

No, el karma, no es necesariamente de polaridad negativa, suele ser, sí, el que más impacta. El karma es neutro, puede rumbear para uno u oro lado, de la balanza de nuestro paso por el planeta. Lo cierto es que cada acto, genera una consecuencia; si el acto ha sido noble, servicial, virtuoso, se convierte en lo que los difusores espirituales, y tantos maestros ancestrales,
llaman Dharma, el buen karma, el karma no solo de lo que Es, sino de lo que debe SER.

No hay maestro, que no reitere, los prodigios de una vida dharmica, una vida a favor de la vida, mientras que si la acción, como suele ser la mayoria de las causadas por la ignorancia y el adormecimiento, son perjudiciales hacia cualquier forma de vida, el karma que regresa como un boomerang, sobre quien emano la energía, es sabiamente duro, durísimo, causando sufrimiento, desde ya multiplicado en proporcion a la acción causada.

Aun ese karma negativo, segun las enseñanzas espirituales, se considera bienvenido, y perfecto, porque nos da la chance vertiginosa, de acceder a un nuevo nivel de experiencia e información y habiendo entendido la lección, dejar de repetir ese tipo de conducta.
Sólo que el hombre no usa el discernimiento y vuelve a quemarse una y otra vez con la misma llama.

Einstein, contaba con su honor e ironía característica, que si un animal cualquiera, pasaba por una corriente eléctrica y quemaba una parte de su cuerpo, jamás en su ciclo vital volvería a acercarse al lugar, y repetir la instancia, en cambio el hombre, poseedor de la corteza cerebral, del hipotálamo, del entendimiento, era el único animal, que una vez quemado, retomaba la experiencia, por rebeldía u orgullo, para ver si esta vez salía indemne, o por tosudez, queriendo vencer y atacar la fuente que lo acababa de dañar, o simplemente por estupidez y olvido de que allí se hallaba el peligro.

Esto simbólicamente, describe, los sufrimientos cotidianos que parecemos repetir, en forma insólita, los mismos miedos, la misma autodestrucción en relaciones enfermas, la misma ira, el desprecio, el resentimiento, el engaño, la mentira, el descuido corporal, y todo eso genera un karma rápido del que no podemos escapar.


Claudio María Domínguez.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.