Ir al contenido principal

La bella durmiente del bosque y el príncipe.


La Bella Durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al príncipe. Y cuando lo oye acercarse, simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho, pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.


Marco Denevi.


Comentarios

  1. Pero imagino que abrá que ir abriendo los ojos .. para " ver " que los príncipes son humanos como los demás .. y que deben " ver " con la misma nitidez que los demás ..
    Un abrazo Pao ..

    ResponderEliminar
  2. Ahhhh....pero que belleza! La princesa es una dulce total! Y su guerrero mágico tiene siempre batallas que pelear...como buen guerrero...pero siempre regresa junto a ella...

    ResponderEliminar
  3. Pao, me encanta tu Blog, la Imagen de cabecera es preciosa, y bueno hay una frase en el lateral derecho que me ha llamado mucho la atención...sobre el problema de no encajar en ninguna parte. Respecto al Principe, bueno habrá que verle al menos una vez antes de cerrar los ojos...para ver realmente que es un principe digo, porque mira que si luego no lo es...pero está buena la Teoría sobre el Principe!
    Besos desde Avila (España)

    ResponderEliminar
  4. Cuando no, los mirará pasar de reojo, con los ojos entrecerrados, seguro que sí.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Hay que cerrar los ojos para soñar con el príncipe, hace poco leí sobre un libro de una colombiana que dice, que hasta los príncipes azules se destiñen, yo creo que por eso buscan princesas con los ojos cerrados!

    Un Besito Marino!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.