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Mostrando entradas de marzo, 2012

Cómo llega la sabiduría.

Había una vez un hombre, que era el cartero de la reserva, que oyó a algunos de los Mayores hablar sobre objetos recibidos que otorgaban un gran poder. Él no sabía mucho acerca de esas cosas, pero pensó que sería maravilloso recibir un objeto que solo podía ser concedido por el Creador. En particular, escuchó de los Mayores que el objeto más excelso que una persona podía recibir era una pluma de águila. Decidió que debía tener una. Si podía recibir una pluma de águila, poseería todo el poder, la sabiduría y el prestigio que deseaba. Pero también supo que no podía comprarla. Tenía que llegarle por la voluntad del Creador. Día tras día, salía a buscar una pluma de águila. Creía que para encontrarla sólo debía mantener los ojos abiertos. Llegó un momento en que no pensaba en otra cosa. La pluma de águila ocupaba sus pensamientos desde el amanecer hasta el ocaso. Pasaron semanas, meses, años. Todos los días el cartero hacía sus rondas, buscando afanosamente la pluma de águila.

La sombra como puente hacia la luz.

La “sombra” representa en nuestra vida los impulsos inconscientes que reflejan la demanda interna de ser “completos” y de salir a la luz. La función de la sombra es compensar lo que está faltando en nuestra personalidad externa, está señalando aquello que aún tenemos que revisar para cumplir nuestra misión personal, nuestro destino único. Para algunas personas, la sombra puede contener sólo aquellas emociones que no han expresado, para otros se trata de contenidos mentales. Contemplar esa parte oscura de nosotros mismos, la que no reconocemos, la que atisbamos cuando sentimos gran molestia ante las acciones y las actitudes de los otros, es un acto de valentía y el primer paso hacia el camino del bienestar espiritual. Si queremos vernos, contemplar las partes en sombra que nos impiden ver la luz, o que se interponen entre nosotros y la luz, esta actividad nos llevará a aceptar que aquello que llamamos “ nuestros problemas” son sólo una ilusión. Enfrentar el problema aparente, ver el

El Libro de la Vida.

Abres el Libro de la Vida, y éste habla por sí mismo. Pues cada uno de nosotros lo ha firmado con sus actos. Ésta es la verdad ejemplificadora, que tanto nos asusta y nos consuela. Cada uno de nosotros es un autor. Escribiendo, con hechos, en el Gran Libro de la Vida... Y a cada uno Tú le has dado el poder de escribir las líneas que nunca serán perdidas. Ninguna canción es tan trivial, Ninguna historia es tan corriente, Ningún hecho tan insignificante, Que tú no lo registres. Ninguna amabilidad se hace nunca en vano; cada acto mezquino deja su marca; todos nuestros actos los buenos y malos, Son registrados y recordados por TI. Así que ayúdanos siempre a recordar que lo que hacemos vivirá por siempre; que los ecos de las palabras que pronunciamos resonarán hasta el final de los tiempos. Puedan nuestras vidas reflejar este conocimiento; puedan nuestros actos no traer ninguna vergüenza o reproche. Puedan nuestras inscripciones en el Libro de los Recuerdos ser por siempre aceptables para T