Ir al contenido principal

Encontrarse...


Encontrarse con otro es como leer un libro...

Bueno, regular, malo, cada encuentro con un otro me nutre, me ayuda, me enseña. No es la maldad, la inadecuación ni la competencia del prójimo lo que hace que una relación fracase.
El fracaso, si es que queremos llamarlo así, es la expresión que usamos para decir que el vínculo ha dejado de ser nutritivo para alguno de los dos . (No Somos para todos todo el tiempo ni todos son para nosotros todo el tiempo.)
Cada uno de los encuentros en mi vida ha sido como cada libro que leí: una lección de vida que me condujo a ser quien soy.

Jorge Bucay.


Comentarios

  1. Cada persona que encontramos nos hace crecer un poco, imposible permanecer al lado de cada una, aunque cada una pasa a ser parte de nosotros.
    Es el camino de la vida, en algún punto todos nos encontraremos.
    Besos:)

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que cada relacion nos aporta nos enseña y nosotros a los demas y de repente, todo se acaba porque ya no estas en la misma onda,con esa persona ¡¡que misterioso es todo!!
    un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Estás. Estoy. Nos encontramos. Brindemos.

    ResponderEliminar
  4. Me gusta mucho esta manera de entender lo que establecemos con los demás. Me parece muy acertado e inteligente. Hay tiempos y circunstancias concretas para unir personas y sería genial poder enriquecerse siempre por ambas partes sin caer en el reproche o descatalogación de la otra persona. Un abrazo, Pao.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.