Ir al contenido principal

Muéstrame tu rostro.


Muéstrame Tu rostro

un pasajero destello de belleza Divina,

Y nunca pensaré o soñaré con otro amor que el Tuyo;

Todas las otras luces pronto se oscurecerán completamente,

todas las glorias menores menguarán,

la belleza de la tierra escasamente,

parecerá bella de nuevo.

Muéstrame Tu rostro

olvidaré los tediosos días de antaño;

los agitados pensamientos de vana pesadumbre

nunca más herirán mi alma;

todas las dudas y temores para los años futuros

en apacible confianza cesarán, nada, sino el bendito gozo y la tranquilidad

dentro de mi pecho morarán.

Muéstrame Tu rostro la cruz más pesada

parecerá entonces liviana de soportar;

habrá ganancia en cada pérdida

y paz con cada pesar,

con semejante luz los años volarán

la vida parecerá tan corta como dichosa;

hasta que haya dejado de lado mi carga

y entrado al descanso.





Comentarios

  1. Precioso escrito, Pao. Como que en todas las entradas, acostumbras siempre a poner el nombre del autor y aquí no aparece,¿Tengo que deducir que el escrito es tuyo?.

    ResponderEliminar
  2. No hel·lènic, no es mio, no conozco el autor de este texto, lo encontré en un librito que tenía guardado hace hace mucho tiempo. Un abrazo!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.