“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.
Enrique Mariscal dice que hay tres clases de hombres:los vivos, los muertos y los que se hacen a la mar. Añade que en la simbología emocional, el mar representa el mundo afectivo y por ello las embarcaciones están seguras en el puerto, pero allí no navegan. Los marineros del alma afirman, una y otra vez: "Vivir no es necesario, pero navegar, sí". No termino de comprenderlo del todo, pero estoy dándole vueltas al escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarAyer en una charla con un grupo de meditació hablabamos sobre nuestras luces y nuestras sombras.
ResponderEliminarLas sombras que no nos gusta mostrar,que no dejamos que los demás noten, que escondemos creyendo que seremos menos buenos o menos espirituales si las notan.
Es un texto con el que me senti identificada,es que a veces me incomodan mis sombras y estoy en pleno proceso de amigarme con ellas para poder erradicarlas del todo.
Al menos para mi, recien cuando reconocemos lo que no nos gusta de nosotros es cuando podemos cabiarlo. Si no existiese la sombra, como sabriamos como es la luz?.
Un abrazo!!!