Ir al contenido principal

Nuestro refugio interno.


En las carreteras de Birmania se pueden observar con regularidad, lejos del polvo del camino y bajo la sombra fresca de un grupo de árboles, pequeñas casas de madera llamadas “casas de reposo”, donde el viajero cansado puede descansar un poco, aliviar su sed y mitigar su hambre y su fatiga , gracias a la bebida y a los alimentos que los amables habitantes del lugar depositan allí como un deber religioso.

En la gran carretera de la vida existen también esos lugares de reposo, lejos del calor de la pasión y del polvo de la desilusión. Bajo la sombra refrescante de la modesta Sabiduría., se pueden ver humildes e inadvertidas “casas de reposo” donde podemos encontrar la paz, y pequeños, casi imperceptibles, caminos hacia la felicidad, donde los pies cansados y doloridos pueden hallar fuerza y curación.

En estos caminos tampoco se puede ignorar el sufrimiento. A lo largo del gran camino de la vida, la premura y la impaciencia por alcanzar algún objetivo ilusorio presionan a la multitud y la hacen despreciar las aparentemente insignificantes “casas de reposo” donde se encuentra el pensamiento verdadero. Esta multitud deja de prestar atención a los angostos y pequeños caminos llenos de bendiciones, pues considera que carecen de importancia. Y, a cada momento, los hombres se desmayan y tropiezan,y muchos de ellos fallecen de hambre del corazón, sed del corazón y fatiga del corazón.

Pero todo aquel que se pueda apartar de las pasiones de la vida y a quien se le brinde la oportunidad de entrar y percatarse de los caminos que se describen aquí podrá posar sus polvorientos pies sobre incomparables flores de la felicidad, su mirada se alegrará con emoción al contemplar la belleza del camino y su mente se refrescará con el dulce perfume de esas flores. Descansado y repuesto. Escapará de la fiebre y del delirio de la vida. Fortalecido y feliz, ya no tropezará ni se desmayará sobre el polvo, ni perecerá en el camino, sino que logrará llevar a cabo su viaje con gran éxito.



James Allen.





Comentarios

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone...

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.

Citas de "Relatos de poder".

* La confianza del guerrero no es la confianza del hombre corriente. El hombre corriente busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en si mismo. El guerrero busca la impe­cabilidad en sus propios ojos y llama a eso humil­dad. El hombre corriente está enganchado a sus semejantes, mientras que el guerrero sólo está enganchado al infinito. * Hay montones de cosas que un guerrero puede hacer en un determinado momento y que no habría podido hacer años antes. Esas cosas no cambiaron; lo que cambió fue su idea de sí mismo. * El único camino posible para un guerrero es actuar consistentemente y sin reservas. En un momento dado, sabe lo suficiente del camino del gue­rrero como para actuar en consecuencia, pero sus viejos hábitos y rutinas pueden interponerse en su camino. * Para que un guerrero tenga éxito en cualquier empresa, el éxito debe llegar suavemente; con mucho esfuerzo, pero sin tensión ni obsesiones. * Es el diálogo interno lo que ata a l...