Ir al contenido principal

La trascendencia de nuestros actos.


Cosechamos lo que sembramos.

¿Por qué vivir pensando en si a los demás les gustará lo que vamos a hacer; por qué vivir mortificados si cada una de nuestras acciones será aprobada por la sociedad?; mejor entendamos, que cada cosa que hagamos producirá un efecto en el mundo exterior, en las demás personas, y que esos efectos me ayudarán o perjudicarán en mi continuo caminar hacia las metas que me he fijado. ¿Por qué no observar a las personas y analizar su comportamiento hacia nosotros, en función de las acciones que nosotros vamos realizando en nuestra vida; por qué no entender, que lo que nosotros recibimos de parte de la sociedad es un resultado de lo que nosotros mismos le hemos dado?

Por qué no entender, de una vez por todas, que si bien sigo un camino único y soy un ser distinto a todos los demás, todo lo que yo haga provoca una reacción en el resto de mis hermanos, y que si lo que busco es lograr el respeto, la amistad, la admiración de los demás, cada uno de mis actos debe estar cuidadosamente vigilado para obtener precisamente esos resultados. Si la sociedad me rechaza, seguramente ha sido porque mis acciones no han estado acordes a lo que es comúnmente aceptado; si el trato que recibo de parte de los demás no es de mi agrado, debemos entenderlo como una respuesta a lo que nosotros mismos hemos estado haciendo.

¿Deseamos la felicidad? Esa es la pregunta que debe estar permanentemente presente en nosotros; entonces, busquémosla a través de nuestras acciones, cuidemos cada uno de nuestros pasos, para que la respuesta que obtengamos del mundo sea justamente la que nosotros esperamos. Vivir plenamente, disfrutando cada momento de la vida y participando de esa experiencia a los demás, es iniciarse en el camino de la permanente felicidad. Hagamos de nuestra vida un eterno estudio, analicemos cada acción, cada paso, y las consecuencias que obtenemos de parte de la sociedad que nos rodea; vivamos una vida en donde cada hecho no sea sino una lección dedicada especialmente para nosotros; permanezcamos receptivos, porque las claves supremas del comportamiento humano se esconden en los lugares más increíbles y surgirán a la luz en el momento menos esperado.



Kwan Yin.




Comentarios

  1. Gracias Pao...

    Felices Fiestas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Exelente entrada para una sociedad en el que solo piensa que dicen u opinan los demás. Debemos empezar a disfrutar de las cosas que nos gustan sin darle tanta importancia al que dirán. Creo que es la única manera de sentirnos plenos. La única manera de ser felices. Te mando un beso y espero que estés bien

    ResponderEliminar
  3. Claro que una "pizca de Locura" cae bien de vez en cuando!

    Un Besito Marino

    ResponderEliminar
  4. PAo..es verdad que cosechamos lo que sembramos..Pero definitivamente solo nosotros podemos hacer el cambio en nuestro interior y despertar del letardo para recibir frutos...Grandiosa entrada..! Pao de donde te consigues esas imagenes tan divinas..Un abrazote..Felices fiestas!
    ELy

    ResponderEliminar
  5. No se que decir. Hace tiempo que perdí la fe en la humanidad empezando por mi.

    Solo desearte amor al lado de los tuyos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.