Ir al contenido principal

Seguir la huella de la vida.


Cuando uno sigue la huella de la vida, puede ser totalmente correcto que proteja también esta huella, por ejemplo meditando a diario, consagrándose a un buen orden, descubriendo rituales curativos y ejercitándolos en la fidelidad y, a la vez, en libertad. Pero entonces, no se trata de un trabajo ni de una actividad piadosa, sino que se trata de la vida a la que todas las formas religiosas quieren ayudar a dar el salto. La huella de la vida es, al mismo tiempo, el sendero en el cual descubro mi esencia más primitiva, la imagen única que Dios ha hecho de mí. Allí donde algo vive en mí, allí donde me conecto con mi verdadero ser, allí donde soy íntegramente yo mismo, recién allí podré ser la criatura única que Dios ha creado. Pero allí donde soy íntegramente yo mismo, no me siento aislado de los demás, sino que me siento parte de toda la Creación. Allí entablo una profunda relación interior con las personas, con todas las criaturas.
No experimento a Dios fuera del mundo, sino justamente en relación con ese mundo, en relación con los árboles y las piedras, con las montañas y con los lagos, con las flores y los animales. No es fanatismo por la naturaleza, es la expresión de una profunda experiencia espiritual: el espíritu de Dios penetra toda la Creación y, de esta forma, nos habla a través de cada criatura de este mundo. Cuando, por las mañanas, camino meditando cerca de un arroyo, después de laudes, y me percato de lo que es, me siento uno con la Creación, siento la vida que florece y se abre por doquier también en mí. Entonces experimento a Dios en la amplitud de la respiración y en la luz de la aurora.


Anselm Grün .



Comentarios

  1. Pues, me parece relativo, aunque el texto es muy bueno, me parece relativo, sobre la huella siempre recuerdo:

    “Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

    Caminante, son tus huellas
    el camino y nada más;
    Caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar.
    Al andar se hace el camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar.”

    Un Besito Marino

    ResponderEliminar
  2. Ese momento, aunque sea corto, en el que uno puede conseguir identificarse como parte de un todo, es el momento en que conectas con tu alma, y ese quizá sea el camino más importante.
    Un saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.