Ir al contenido principal

Nuevas herramientas, nuevas oportunidades.


Nunca ha sido mi principal virtud la habilidad manual para resolver problemas en la casa (albañilería, electricidad, plomería y otras cuestiones por el estilo). Pero cuando me casé me di cuenta que, por lo menos, necesitaba algunas herramientas para algún problema de fácil resolución. Compré algunas herramientas básicas y una caja pequeña donde guardarlas. Con el tiempo descubrí que las herramientas no eran suficientes porque necesitaba otro tipo de destornilladores, un taladro, etc. Por ejemplo, nunca había usado un taladro, por lo cual tuve que aprender a manejarlo. Así que no sólo adquiría nuevas herramientas, sino que iba aprendiendo a utilizarlas.
En todos los órdenes de la vida este hecho se repite, seamos más o menos consciente de ello. Necesitamos herramientas. Nuevas herramientas. Herramientas que nos den la posibilidad de construir, y otras veces nos sirvan para reparar. No sabemos en qué momentos podremos llegar a utilizarlas, pero nuestra responsabilidad está en tener la mayor cantidad de herramientas posibles.
En la vida espiritual (que se manifiesta en cada área de nuestra vida), sólo podremos utilizar nuevas herramientas si contamos con una variable fundamental: Flexibilidad. Me gustó esta definición de Flexibilidad: “Comportamiento que sabe adecuarse a las circunstancias y ambientes, sin ceder en los principios”. Lo que rescato de esta definición es la plasticidad para adecuarse, pero sin perder la esencia o los valores personales.
Nuevas herramientas, flexibilidad… ¿para qué entonces? Para comprender dos aspectos de la vida:
1. Dios no siempre actúa del mismo modo con nosotros: Dios obra de muchas y distintas maneras. En algún momento, Él se manifiesta en nuestras vidas y experimentamos alguna bendición. Muchas veces caemos en el error de enamorarnos de la forma en que llegó ese regalo divino. Por ejemplo, estábamos necesitando un dinero, y Dios nos proveyó a través de aumento de sueldo totalmente inesperado. Entonces pensamos que siempre la solución estará en repetidos aumentos de sueldo, siendo poco probable que esto se vaya a dar así sistemáticamente. No aferrarnos a un método. Si nos aferramos a un método, la fe está puesta en el método. Algo sale bien y lo convertimos en tradición. Repetimos la fórmula. Dios quiere que confiemos en su poder, no en un método o ritual
2. Nosotros no siempre tenemos que actuar igual: No siempre las soluciones de ayer son válidas para el desafío de hoy. Nos cuesta abandonar o soltar aquello que nos gusta o nos sirvió en alguna oportunidad. El comportamiento que fue adecuado para alguna situación pasada no tiene por qué ser el más propicio para el problema que hoy esté enfrentando. No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Necesitamos creatividad y necesitamos la decisión de crecer para no estancarnos. El crecimiento no es automático ni viene por el paso de los años. Hay mayores muy sabios por su experiencia de vida y hay otros que siguen siendo tan necios como cuando eran jóvenes. ¿Quieres crecer? Para crecer necesitas un plan. Plantéate cambios concretos y pequeños para este año. Pídele a Dios que te dé una estrategia para desarrollar nuevas habilidades. Construye nuevas herramientas. No sabemos en qué momentos podremos llegar a utilizarlas, pero nuestra responsabilidad está en tener la mayor cantidad de herramientas posibles.
Amigo, tener nuevas herramientas es crear el ámbito para una oportunidad espiritual. Crea nuevas herramientas. Crea oportunidades espirituales.



Gustavo Bedrossian.






Comentarios

  1. Eso dicen y yo creo firmemente, que Dios, siempre tiene tres respuestas a nuestras peticiones:
    1.Aun no es el momento.
    2.Estoy pensando en algo mejor para ti.
    3.Ten mucha fe.
    En mis Blogs hay un Ángel Guardián para ti.!

    Un Besito Marino

    ResponderEliminar
  2. Cómo está Ud. querida amiga del alma? Fue hace un instante, dos equinoccios, tres eones o una eternidad que no hablamos?...Es un placer cuánticamente renovado pasar por su bello sitio, hecho a imagen y semejanza...¡Que los ángeles la acompañen! :))

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.