Era un amigo inglés, me invitó a almorzar, quise compartir el gasto al final de la comida, pero él le arrebató la cuenta al camarero, la pagó en su integridad y me dijo simplemente la frase de etiqueta inglesa: "It is my pleasure."
"Es un placer para mí." Bella frase. Yo la conocía bien, pero la aprecié más al oírsela a alguien decírmela a mí. El hacerle un favor a alguien es un placer para mí. Y si no, deja de ser favor. Al regalarle algo a alguien disfruto yo más al dar el regalo que él al recibirlo. Y si no, no es regalo. Nada de obligación, de rutina, de carga, de molestia. La alegría de hacer algo por alguien. Que se me note, que me salga a la cara, que me brillen los ojos, que me sonría la voz. "It is my pleasure."
El gozo de hacer el bien. La elegancia de la invitación. La delicadeza de la amistad. La sorpresa del gesto. La espontaneidad de la fórmula. La firmeza de la voz que no deja lugar a dudas. "It is my pleasure."
La comida me supo muy bien. La última frase, mejor.
Padre Carlos G.Valles.
Delicada historia... y muy placentera cuando se da...
ResponderEliminar"Nada de obligación, ni de rutina".. Tal cual! Pasar por tu espacio es siempre un placer! Y si querés, hacemos una competencia para ver quién se siente mejor: si vos haciendo los regalos de los post o los que nos nutrimos de ellos y los disfrutamos como el regalo que son!... Gracias gracias gracias!! :))
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