Ir al contenido principal

Tómalo con calma.


No te apures. Vas a vivir para siempre en alguna parte. De hecho, ahora estás en la eternidad; entonces, ¿por qué apresurarse?

No te preocupes. ¿Qué importancia tendrá esto en un lapso de veinte años? Perteneces a Dios y Dios es Amor; entonces ¿por qué?

No condenes. Así como no puedes estar bajo el pellejo de tu prójimo, tampoco te es posible saber qué clase de dificultades ha tenido que confrontar él -cuánta tentación, falta de entendimiento o estupidez dentro sí mismo ha debido superar. Tú mismo no eres perfecto y serías mucho peor si estuvieras en sus zapatos. ¡No juzgues!

No seas resentido. Si un mal ha sido cometido, la Gran Ley seguramente se ocupará de ello. Elévate en conciencia y libérate a ti mismo, y al delincuente. El perdón es la medicina más poderosa.

No rezongues. "Consume tu propio humo". Lo que ves es tu propio concepto; hazle un tratamiento y cambia eso.

No arrebates. De todos modos, no puedes retener lo que no te corresponde por derecho de conciencia, el arrebatar pospone tu bien.

No empujes. Estás siempre en tu lugar correcto y de acuerdo con él. Si no te gusta, cámbialo científicamente, elevándote en conciencia. Eso será permanente.


Emmet Fox.



Comentarios

  1. Absolutamente hermoso. Con tu permiso, me lo llevo. :)) Muchas gracias!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.