Ir al contenido principal

El Mi, molesta al Yo.


No te identifiques con tu mentalidad del presente más de lo que te identificas con tu cuerpo. Tu yo real es el "Cristo Interno" o el "Yo Soy". Cuando tu cuerpo te duela o te dé problemas, manéjalo lo mejor que puedas, sabiendo que es algo distinto de ti mismo; debes hacer lo mismo con tu mente. Di cada mañana: "Yo no soy mi cuerpo, yo no soy mis pensamientos, yo no soy mis sentimientos. Yo Soy Espíritu Divino, una individualización de Dios".

Date cuenta de esta forma, que eres uno con tu mentalidad presente, y ésta solo es tu instrumento, haz que sea posible para ti, realizar un cambio para bien con gran rapidez.

Cuando se te haga difícil manejarte a ti mismo piensa: "Yo" intento pensar correctamente, pero "mi" no quiere hacer esto, sin embargo, "mi" tendrá que hacer lo que yo quiero -"Yo" soy el jefe, "Yo" hago lo que quiero.

Por supuesto, "mi" puede ser muy problemático, pero tan pronto como lo manejes objetivamente, en esta forma el sabrá que está vencido y pronto se rendirá.

Yo me quiero levantar, pero "mi" quiere quedarse acostado. O el "mi" pretende indigestión aunque yo sé que tengo dominio sobre mi cuerpo, o el "mi" está herido y enojado y desea revancha, aunque yo estoy determinado a perdonar. O el "mi" dice que el negocio está perdido cuando yo sé que Dios es mi suministro. Así es como la batalla se presenta a la conciencia.


Emmet Fox.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.