“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone
ALGUNA PISTA PARA ENCONTRARLO ?
ResponderEliminarCuando alguien me decía porque buscaba respuestas fuera de mi, cuando todo lo que necesitaba estaba dentro mio, me quedaba mirando con cara de ...alguna pista por favor...
ResponderEliminarHoy te puedo decir, que tuve que agotarme de escuchar a todo el mundo decirme que era lo que creian debia hacer o decir. Cuando me canse de escuchar opiniones , me di cuenta que nada de lo que decian tenia que ver conmigo, ahi entendí que lo que yo necesito saber y entender sale de lo profundo de mi corazón, y ahi te aseguro no hay error.
Espero haber respondido claramente.