Ir al contenido principal

Meditación para sentirse Amado.


Cuando tu hermano te ataca, date cuenta de que no se está sintiendo amado. Si sintiera amor, no te atacaría. No reacciones a su ataque. Encuentra una manera de recordarle que es amado. Haz esto una y otra vez. He aquí una sencilla meditación que puedes hacer mientras vas caminando: Algún día, cuando te sientas alegre, sal a dar una vuelta por tu vecindario, y cuando veas a alguien triste o enojado, encuentra una manera sencilla de decirle que es amado. Ofrécele una sonrisa, una flor, un globo, un sándwich o una taza de café. Cántale una canción o recítale un poema. Dile: «Esto es tan sólo para ti. Que tengas un bonito día». En otra ocasión, cuando te sientas deprimido, haz lo mismo. Hazlo una y otra vez. Te asombrarán los resultados. No hay nada más extático que recordarles a los demás y a ti mismo que sois amados. Recuerda, nadie puede dar amor si no se siente amado. Por lo tanto, tienes una sola responsabilidad: siente el amor que está ahí, en tu corazón. Y ayuda a otros a sentirlo. ¿Puedes imaginar un mundo en el que cada persona entendiera que su única responsabilidad es dar y recibir amor? Ese mundo, amigo mío, está al alcance de tu mano. Donde quiera que haya una carencia en tu vida, hay una necesidad de llevar amor. Cuando quiera que pienses que no estás recibiendo lo suficiente, hay algún aspecto del amor y del apoyo que estás negando a otro. No niegues tu amor y tu apoyo. Dalo libremente para poder recibir la abundancia de amor que es tu derecho de nacimiento. Practica esta meditación cuando te estés sintiendo amado y observa lo que sucede. Practícala cuando te estés sintiendo atacado y experimenta los resultados. Experimenta. Juega con esto. No te preocupes por la forma que esta meditación pueda tomar. Simplemente estate dispuesto a practicar y la forma se resolverá por sí misma.





Paul Ferrini.






Comentarios

  1. «Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor«San Juan de la Cruz.
    Buen post, buenas pautas, pero no desesperemos si no nos funciona siempre, a veces hay personas que no desean que les estorbes su soledad vacía.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

    ResponderEliminar
  2. Lo bueno si breve dos veces bueno, gracias Tita.

    Coincido Sor Cecilia, gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.