Ir al contenido principal

Deja brillar tu luz.


Lo que más miedo nos da no es ser incapaces.

Lo que más miedo nos da es ser poderosos más allá de toda medida.

Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.

¿Quién soy yo para ser una persona brillante, hermosa,dotada, fabulosa?

En realidad, ¿quién eres para no serlo?

Eres un hijo de Dios, y si juegas a empequeñecerte, con eso no sirves al mundo.

Encogerte para que los que te rodean no se sientan

inseguros no tiene nada de iluminado.

Todos estamos hechos para brillar, como brillan los niños.

Nacimos para poner de manifiesto la gloria de Dios,

que está dentro de nosotros.

No sólo en algunos, sino en todos nosotros.

Y si dejamos brillar nuestra propia luz,

Inconscientemente daremos permiso a los demás para hacer lo mismo.

Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra

presencia, automáticamente liberará a los demás.


Marianne Williamson.


Comentarios

  1. hermosa y verdadera entrada donde citas a Marianne Williamson.un placer volver a leer y llevarla en el corazon que se repita en cada latido ...besos amiga

    ResponderEliminar
  2. Besos Xiomara, es cierto,es para atesorar,hay mucho amor en sus palabras.

    ResponderEliminar
  3. No es fácil brillar muchas veces... y otras tantas molesta a algunos. Se intentará. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Siempre estas brillando aunque no te des cuenta .
    Abrazo !!!

    ResponderEliminar
  5. esto me hace falta, saber esto

    un beso

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.