Ir al contenido principal

Crece.


Crece, sembrando entre los hombres tu cosecha de Dios.

Crece, a pesar de los muros del mundo.

Crece sin miedo a la soledad de tu estatura.

¡Crece dondequiera!

Porque somos hermanos, no desconocidos.

Somos tierra, no fronteras.

Somos raíces de Dios, no papeles de embajada.

Estamos unidos por el amor, no por el lucro.

Crece y haz crecer tu mundo, tu idea, tu proyecto, tu corazón.

Crece antes de que se desborde el río,

antes de que se seque el árbol y antes de que necesites un último recurso.

Crece, aunque te duelan las raíces.

Crece dentro de ti mismo.

Crece con luz de estrella.

Crece con vuelo de águila.

Crece imitando a Dios.

¡Y no dejes de crecer hasta que te le parezcas!


Mi corazón, que es alma.

a veces no tiene calma.

Mi corazón, que es hondura,

a veces no tiene anchura.

Y a la vida, que es mi ser,

Le falta saber crecer!!!



Zenaida Bacardí de Argamasilla.



Comentarios

  1. Que hermoso es crecer aunque duelan las raíces. Me ha llegado. Un saludo Pao

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.