Ir al contenido principal

La felicidad.


En India existe un tipo de hombre muy peculiar que se complace en tener las menores necesidades posibles.
Sólo lleva consigo un poco de harina, una pizca de sal y ajíes atados en un trapo. Cuenta con una escudilla y una cuerda para sacar agua de los pozos.
No necesita nada más.
Anda a pie, cubriendo 10 a 12 millas diarias. La masa que come la hace sobre el trapo, luego junta unas ramitas para hacer fuego y la cocina sobre el rescoldo.
Eso se llama batí.
El sabor que le encuentra no proviene del gusto que tiene sino del apetito que da la faena honesta y el contento de la mente.
Ese hombre tiene a Dios por amigo y se siente más rico que cualquier rey o emperador. Dios no es amigo de quiénes codician interiormente las riquezas de los otros.
Todos pueden imitar este ejemplo y gozar de una paz y una felicidad inefables, radiándolas a los demás. Por otra parte, si uno ansía riquezas, tiene que hacer uso de la explotación, sea cual fuere el nombre con que se la llame.
Pero aún así, los tesoros no hacen millonarios.
La verdadera felicidad se produce sólo en el contento y la camaradería de Dios.

Mahatma Gandhi.


Comentarios

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.